lunes, 20 de marzo de 2017

Matrix y la posverdad



Internet ha desarrollado la creencia entre la gente de que hemos alcanzado al fin el arma definitiva para la democratización de nuestro mundo, mediante la extensión de un instrumento incontrolable por los poderes fácticos esos de toda la vida, lo que permite la liberación de las mentes y la extensión del pensamiento libre. Sobre tal idea dudas hay muchas. Yo las tengo todas.

La web, es cierto, facilita enormemente la participación de la población en las grandes discusiones sociales, políticas y económicas, de una manera antes vetada.
Especialmente desde la irrupción de la llamada web 2.0. Y también de abundantes maneras de manipulación encubierta y más extensible que antes.
De hecho, los emprendedores, los blogueros y gurús que amanecen como amapolas entre las redes digitales, se dejan agasajar por compañías publicitarias, conocedoras del potencial de segmentación de la red y de la capacidad de esta de hacer llegar hasta el último rincón sus intereses comerciales, mimetizados y asimilados al máximo a su destinatario. ¿Por qué los nuevos creadores de opinión se dejan seducir, y prostituyen sus espacios, llenándolos de publicidad?.

Todos poseemos un ansia escondida de fama y gloria. A todos nos gusta sacar unos, algunos o muchos dineros, y todos estamos dispuestos a la filantropía y la revolución, sino trae factura claro. Y es que abrir un blog es gratis. Lo creas, lo mimas y vuelcas en él tus entrañas si hace falta. Pero como el servidor que te dio la vida digital huela de tu éxito, y tu tráfico se desmande, se acabo el amor al arte, y nació la factura, 700 euros anuales de alojamiento.
Así que a buscar un padrino, aun a costa de empapelar de publi tú site.Y no solo una explicación tan sencilla justifica el fraude que esconde la red. La mayoría de las 120.000 paginas que nacen cada día dicen cosas interesantes, al menos para el que lo escribe, pero intrascendentes en cuanto a su repercusión.

El todo web es más reducido. Los que marcan tendencia, influyen en el personal y surten de contenidos al resto, son apenas una veintena, en su mayoría estado unidenses, treintañeros y locos por la tecnología. No hablamos por tanto de una red utilizada como ariete de cambio en el mundo, y lucha encendida contra la injusticia, sino como catalogo de cotilleos y muestrario de chorraditas técnicas teñidas de estética indi. ¿Y el resto?. El 43% de los blogs y paginas personales de la web no son personales, tan solo repiten o maquillan contenidos de los grandes, que son los que nos dicen lo que debemos pensar, lo que esta de moda o cuan revolucionarios debemos ser, indicando quien es malo, a quien hay que poner a parir para ser cool o que bandera hay que levantar o enterrar, para que no te miren mal.

En ocasiones esta webocracia ni siquiera se fundamenta en contenidos, caso de la millonaria (en visitas y en lo otro), Xu Jinglei, una directora china más famosa que la sidra el gaitero, más que por sus conveniencias políticas, por su hábil y graciosa manera de contar historias. Pues la pava es muy leída, más que los pobres compatriotas que se juegan el amarillo para luchar en la red contra la tiranía de Pekín. Es un caso distinto al de Meter Rojas, el rey Lower East Side neoyorkino, un profesional del blog, que amasa una fortuna tras tirarse 15 horas al día frente a tres pantallas de pc, en las que se informa y rastrea hasta el último rincón de la tierra para sacar los contenidos de su tecnológico Engadget, la Biblia web de la cacharrería. Claro, hoy el bueno de Meter es un fiel siervo de AOL Time Warner, que le compró, y a que precio.

Fue uno de los pioneros en el RSS, el más popular de los sistemas de distribución de contenidos de la 2.0, una verdadera vía intravenosa a chorro de publicidad selectiva para la blogosfera. Pero en este entramado, como siempre ha sido, miles serán la mano de obra barata, y dos o tres los millonarios. RSS, comunidades, empresas de intermediación publicitaria como Blogads o sistemas de intercambio de banners como Plotats, se basan en un truco antiquísimo, curtido en mil batallas de la antigüedad, mandar a la masa a hacer el trabajo sucio.Según Pricewaterhouse Coopers, en todo ese trasiego de información del que sirven de autopista miles de blogs enlazados y reenlazados, muy pocos alcanzan la cifra de las 10.000 visitas diarias, el umbral de rentabilidad de la Web publicitaria, el resto, sin saberlo, trabaja para ello, en una ceremonia de manipulación increíble, que muy bien ha definido Frank Warren, fundador de PostSecret, una web no publicitaria, que describe en una de sus investigaciones, como la mayoría de los usuarios visitan lo que les indican sus blogs de referencia, o como la dependencia económica de los anunciantes socava la autonomía de miles de webs.

Y la clave no es solo tecnológica, como apunta el periodista Justin Hall, uno de los pioneros del mundo de la bitácora con su ya legendaria Links.net, sino que los grandes emporios comerciales y de comunicación, han sabido utilizar hábilmente la pérdida de confianza en los medios de comunicación tradicionales y el individualismo y aislacionismo de los individuos en las actuales sociedades urbanas.

Así, la web ha creado un mundo de libertad ficticia, al menos en sus redes mayoritarias, donde la tecnología predomina como nueva forma de religión, tal como defiende Javier Sádaba, sustentado su matrix en el marketing, el patrocinio y el apoyo de los medios tradicionales, sobre cuya desconfianza ellos se yerguen .Al calor de esta fiebre, miles de devotos fieles del nuevo becerro de oro se lanzan a la aventura de la fama y el dinero cabalgando sobre blogs temáticos y pasiones inconfesables. Y algunos llegan a ser un Mark Frauenfelder, y crear un fancine digital del éxito de su Boing Boing, capaz de generar un millón de dólares anuales en publicidad. O llegaran a formar opinión y aportar sensatez apartidista, como Arianna Huffington, impulsora de un blog con treinta empleados y mil colaboradores repartidos por el mundo, capaz de conseguir la colaboración de gentes como John Cusack, Gwyneth Paltrow o Patti Smith. O serán capaces de simplificar nuestras vidas y nuestro trabajo como LifeHacker, el blog tecnológico de Gina Trapani. Pero la mayoría, solo serán peones de un tablero 1-0-1-0, ya no blanco y negro, sobre el que juega matrix.


imagen cromo.com.uy

No hay comentarios:

Comparte en las Redes

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...