sábado, 1 de abril de 2017

La revolución de las olas



El surf, tal como le conocemos hoy, como una forma de vida generalizada entre muchos jóvenes, no seria tal sin la labor de Peter Viertel, un legendario guionista de Hollywood, marido de la fascinante Deborah Kerr, que dio luz a este deporte en los años 50.

Viertel murió hace diez, envuelto en la neblina que recubre el féretro de los genios. Quienes hoy encontramos en las olas la mitad de nuestra vida le rendimos homenaje en sus día y en todos los que le siguieron. Para el resto de mortales, Viertel es un espectro llamado desde las sombras por el director malagueño Pedro Temboury quien pasea por las salas de cine estos día “La primera ola”, un documental que recuerda a los protagonistas de una revolución silenciosa que se extendió por el Cantábrico en los años sesenta, desde Biarritz, y hacia el oeste, sin darse cuenta que aquel ejercicio de equilibrios sobre una tabla, acunados por el dulce mar, era algo más que un ejercicio de frivolidad y extravagancia (como lo tachaban los NODOS de la época), si no el incio de una forma de vida, libre y noble, enamorada de santuarios de mar como Liencres, Zarautz, Salinas, Guetaria, Mundaka o Suances.

Dicen que murió de tristeza, tan solo unas semanas después de que muriera su amada Deborah Kerr, y lo hizo en Marbella, donde convivía con la enfermedad desde hace tiempo.
Fuera del surf, este hombre de cine forma parte de la época mas dorada de Hollywood, que lo fue por él, al apoyar a genios como John Huston, o escribir éxitos mitológicos, como "La reina de África".
En 1956, este hombre de éxito, había llegado a Europa, a Francia concretamente, para rodar una adaptación de la Fiesta, la novela Hemingway, bajo la dirección de su amigo, el californiano D. Zanuck, y de la que él mismo era guionista. Entre rodaje y rodaje, ambos distraían el tiempo practicando el surf, muy popular en ciertos círculos americanos, en la playa de Côte des Basques, aun hoy una de las mejores zonas de ola del Atlántico. La experiencia fue tan buena, que el año siguiente, y el siguiente, vieron como Viertel regresaba a Francia, a la zona de Biarritz, para practicar su deporte favorito. Las andanzas de aquellos extravagantes californianos, no pasaron desapercibidas para un grupo de jóvenes franceses buscadores de nuevas sensaciones. En 1958 Moraiz, Barland y Rosnay, secundaban el vuelo de los cineastas, y atraían al entusiasmo del nuevo deporte a otros jóvenes. El mas avispado de los tres, Michel Barland, pronto vio en aquellos locos el futuro, poniendo en marcha el primer taller europeo de tablas de surf en Biarritz. El mismo taller, donde poco después un aventurero santanderino, Jesús Fiochi compraría su primera tabla, la primera en volar sobre las olas de Liencres y Santander, iniciando nuestra actual tradición. Y así California llegó a nuestras playas.





Viertel había nacido en Creedse (Alemania), en 1920, pero se había criado desde los 8 años. Desde muy joven destaco por su capacidad para interpretar y reflejar la realidad en un guión de cine o en una novela. Grandes como Huston, Billy Wilder o Alfred Hitchcock le habían solicitado colaboración para llevar al cine obras maestras, desde “Sabotaje” de Hitchcock, hasta “cazador blanco, corazón negro” de Eastwood. Había recibido notables premios y había lanzado al mercado, recientemente, una impresionante biografía de su juventud, enmarcada en el mar, “Una bicicleta en la Playa”. Desde los años 60 residía en Marbella, su otra Malibu, como el dijo.
Luego vendría Jesús Fiochi, Marian Azpiroz, Iñigo Letamendia, Raúl Urbin, Carlos Beraz, Luis González, Ander Zaratagabaster, pero después.
Mientras otros te descubren hoy, nosotros te decimos, estés donde estés, gracias por lo que nos trajiste.



Imágenes Roxy

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