domingo, 18 de marzo de 2018

Básico 26. El Bienio Rectificador y la Revolución de 1934



26. "Describe las causas, desarrollo y consecuencias de la Revolución de Asturias de 1934." 

Las elecciones de noviembre de 1933 tuvieron como resultado un vuelco electoral hacia el centro derecha, iniciándose el llamado Bienio Negro, Bienio radical-cedista o Bienio rectificador.
Es difícil establecer que la derecha se impusiera en las elecciones, pues los partidos de centro republicano se aliaron en algunas circunscripciones con ella y en otras con el PSOE, pero podemos dar por valido que la derecha obtuviera 3.365.700 votos frente a los 3.118.000 votos de la izquierda.


Sin embargo, el presidente Alcalá Zamora, quien tenía la potestad de nombrar al gobierno, se resistió a entregar el poder a Gil Robles (líder de la derechista CEDA), por temor a una reacción airada de la izquierda. Hay que tener en cuenta que en 1933 ya habían llegado al poder los fascistas en países como Italia, Alemania o Hungría, por lo que muchos grupos de izquierda veían en Gil Robles ese fantasma en España.
Para solventar el problema, Alcalá encargo la formación de gobierno al Partido radical Republicano de Alejandro Lerroux, que sería apoyado en las cortes por la CEDA.

Para entender esta confusa situación de victoria electoral de la derecha y fuerte influencia social de la izquierda hay que tener en cuenta varias causas.
C la llegada de la II República, muchos trabajadores albergaron esperanzas de vencer a la miseria, la opresión, el hambre y la explotación. Como sabemos, en los primeros años de la República se pusieron en marcha muchas reformas de contenido social, como la ley de accidentes de trabajo, la ley de términos municipales, o la ley de Jurados Mixtos. Pero la crisis económica, que reducía los recursos disponibles, y la oposición de los sectores más conservadores, ralentizaron las reformas o las paralizaron directamente. Todo ello provocó el desencanto de las clases populares y su abstención.
También es un factor el hecho de que tras la crisis de casas Viejas la izquierda republicana y la socialista se presentaran separadas, lo que les penalizaba dada la ley electoral del periodo.
Tampoco hay que olvidar que la Rusia de Stalin tenia mucha influencia en las democracias de la época a través de la III Internacional, o Komitern, lo que había aumentado el poder de influencia del PCE español, en la misma medida que lo había hecho la CNT. Grupos ambos cada vez más hostiles a los grupos de derechas de la época, en una movilización “anti-fascista” permanente, una de cuyas acciones había sido aconsejar a los trabajadores no votar en las elecciones de 1933, favoreciendo así a los representantes políticos de la burguesía.

Todo ello explica ese ambiente combativo en las calles contra un gobierno que había obtenido la victoria electoral.

Para que entendamos la situación es conveniente, también que comprendas que era la CEDA.
La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) se constituyó en marzo de 1933. Esta organización era la expresión política de un sector amplio de la burguesía española que defendía un programa de corte fascista y aspiraba al establecimiento de una dictadura férrea contra los trabajadores.
Ante las dificultades de agrupar a más sectores, Gil-Robles tuvo que variar de discurso y hacerlo más demagógico y populista para intentar arrastrar a sectores que estaban sufriendo la crisis económica galopante de principios de los años treinta: parados, trabajadores del campo ocasionales, pequeños propietarios arruinados, etc. Era por tanto el partido de unas clases medias afectadas por el miedo a los movimientos obreros muy ideologizadas, en un contexto de crisis económicas.

Los primeros meses fueron difíciles, entre críticas de la derecha de Gil Robles a esta situación, desconfianzas de la izquierda y levantamientos obreros (como el de la CNT en Aragón y Rioja).
En los meses siguientes, el gobierno amnistío a los golpistas de 1932 (Sanjurjo), paralizo la reforma agraria y la entrega de tierras (Al tiempo que los patronos hacia popular su grito de "¡Comed República!", se eliminaron las escasas medidas que habían favorecido a los trabajadores. Así, se suprime el turno de trabajo y las trabas que se pusieron a la selección caprichosa de los terratenientes para dar empleo, quitaron topes salariales en el campo y en la industria dejándolos al "libre intercambio entre empresario y trabajador", promovieron el desahucio de miles de yunteros en el campo,etc).
También se crearon dotaciones económicas para culto y clero, se paraliza la reforma militar y la laboral, regresando los abusos empresariales y los sueldos de miseria en el campo y las fábricas. Junto a ello, los estatutos en tramite fueron paralizados (vascos) o suspendidos los que estaban en vigor (catalán), lo que provocó un duro enfrentamiento del presidente catalán Luis Companys con el gobierno.
La CEDA se fue radicalizando, dando muestras el partido y sus juventudes (JAP) de cierto totalitarismo. A fines de 1934, Gil Robles exigió la entrada en el gobierno, la llegada de tres ministros cedistas desencadeno la tragedia.

Mientras las juventudes de la CEDA y otros sectores de la derecha se radicalizaban, lo hacian en paralelo las juventudes socialistas y otros sectores de la izquierda.

En octubre de 1934, la CEDA le retira su confianza al gobierno centrista de los radicales de Lerroux y exige participación. El presidente de la República Alcalá-Zamora, a pesar de los temores que le inspiraba Gil-Robles decide indicar a Lerroux que se incluyan tres ministros de la CEDA en el Gabinete. Sin embargo, este nombramiento no es aceptado por los partidos de izquierda, especialmente el PSOE, que esperaban una convocatoria anticipada de elecciones generales.

La consecuencia inmediata fue el inicio de la denominada Revolución de 1934, un movimiento huelguístico revolucionario que se produjo entre los días 5 y 19 de octubre de 1934, alentado desde amplios sectores y por importantes dirigentes del PSOE y la UGT, como Largo Caballero o Indalecio Prieto y de forma desigual por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), la Federación Anarquista Ibérica (FAI) y el Partido Comunista de España (PCE). 

Pero a la CEDA, que manejaba al gobierno de Lerroux , no le tembló el pulso. Se movilizó a la Guardia Civil, Guardia de Asalto, Ejército y hasta la Armada para sofocar la huelga revolucionaria.
La derecha antirrepublicana aprovechó la insurrección de las izquierdas para incitar a una "revolución auténtica y salvadora para España". Para esta extrema derecha la revolución “rojo-separatista” de Octubre, como la llamaron, fue la comprobación de que la “revolución antiespañola” estaba en marcha y de que sólo podía ser vencida por la fuerza.
Incluso no son pocos los historiadores que la CEDA quiso aprovechar la situación para dar un autentico golpe que aplastará a las fuerzas de izquierda como había hecho Musolini en 1925 tras asesinar al diputado socialista Mateotti o Hitler en Alñemania en 1933, tras el incendio del Reichstag.
La UGT, dominada por el sector mas izquierdista del socialismo (Largo Caballero) llamó a la Huelga general, que se convirtió en rebelión en Asturias y en desacato al gobierno en Cataluña, proclamando Companys la Republica Catalana en el marco de una Republica Federal Española.
A la CEDA no le templo el pulso y llamó al ejercito de África dirigido por Franco, cuyas tropas tropas sofocaron la revuelta catalana y bañaron en sangre la revolución minera de Asturias en medio de una durísima represión. El balance, más de 1000 muertos y 30000 detenidos.

Condenados a muerte los dirigentes de la rebelión fueron amnistiados por el presidente de la republica Alcalá Zamora, lo que provocaría la marcha del gobierno de la CEDA.
La debilidad subsiguiente del ejecutivo, la crisis económica, la radicalización social y la crítica a la paralización de las reformas, junto al escándalo del estraperlo (se trataba de que varios altos cargos y ministros del partido radical de Lerroux habían autorizado al fabricante holanes Strauss a introducir en España, en casinos ilegales, maquinas tragaperras a cambio de sobornos) llevarían al presidente Alcalá Zamora a la disolución de las cortes y la convocatoria de elecciones para febrero de 1936. Empezaba el final


Podemos, finalmente, entender que la revolución de octubre acarrearía tres importantes consecuencias: el aumento de la influencia de la CEDA en el gobierno y el envalentonamiento de las derechas; la suspensión del Estatuto de Cataluña y la represión que facilitó la unión de las fuerzas de la izquierda que se presentarían unidas y muy activas en las siguientes elecciones.

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